Mi nombre es María Celeste y mi apellido, como podrán imaginar, no es Ramone. Nunca he hecho un blog, nunca escribí un diario de vida y estoy jodida (¿quién no?).
Tengo 21 años, soy estudiante, virgen y jamás he dado un beso, no salgo con nadie, no tengo amigos cercanos como en las películas y paso la mayor parte del tiempo inventando conversaciones imaginarias con mi perro Tonio (nombre que se adjudicó en honor a Antoine de Saint Exupéry) y al que todos llaman, erróneamente, Toño.
Trabajo de profesora particular y no gano demasiado.
Me quieren encerrar en una de esas clínicas de descanso (permítanme el eufemismo), por lo que decidí aceptar los consejos y desahogarme. No con una persona, con un diario. Será como hablarle a mucha gente, pero sin tener que vernos las caras.
Dejando de lado ese pequeño indicio de enfermedad mental, podemos decir que soy una mujer (iba a decir niña) absolutamente normal. Incluso la enfermedad es normal.
No soy sobresaliente en ningún aspecto de mi vida. No tengo ninguna habilidad especial (apenas ando en bicicleta y no puedo cocinar). No sé conducir, no he salido del país, mi familia no ha hecho nada importante (pero son buena gente), ni siquiera soy la primogénita, y aunque me gusta mucho la música, jamás pude sacar una nota en flauta dulce.
Miento: si tuviera un súperpoder sería el de arruinar todo. Arruinatodowoman. wreckgirl. o algo así.
No sé qué más decir sobre mí. Mi vida no es muy interesante y quizás a eso se deban todos los problemas ¿He ahí la madre del cordero? Veremos.
Más rato continúo con esto.
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